lunes, abril 23

Declaración de desamor

Tal vez debería darte de tu propia medicina: una parte de mentira, otra de locura y tres de incomprensión. No lo haré. Probablemente me traiga sin cuidado tu castigo, aunque aún sangra tanto mi herida que no puedo olvidar a quien lanzó la saeta. Dale gracias al Cielo o al Infierno (aún no sé quienes son los buenos y los malos en esta historia) Ya te digo, sólo aspiro a llegar a la indiferencia. Antes de emprender mi largo camino hacia tu olvido te regalo unas últimas premisas:
No busques porque no hay para el alma un quitamanchas milagroso.
Tampoco hace falta que la verdad esté dulce para ser comprendida, nos gusta cruda aunque dura de roer.

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