lunes, marzo 9

Trastiendas y vitrinas


No se pueden poner cadenas al viento, ni a los sentimientos ni a los pensamientos. No puedo luchar contra tus mareas, irrevocables. Y aunque se nos llenasen las bocas de noes, dijiste sí, condicionado, por mi vehemencia, por mis ganas. Y ahora me pierdo en tus silencios que logran revolverme las tripas hasta dejar de ser yo y convertirme en un ser desidioso, egoísta, lánguido.
Mientras, en una vitrina, expuesto, lo que cree el resto del mundo.