martes, abril 24

A gritos de silencio

El móvil volvió a temblar. Era larga la noche. Dando vueltas en la cama, pensando en cómo decir lo que se siente. No hay respuesta. No va a haber respuesta. Al silencio sólo se responde con silencio. Cobardía, por haber borrado lo que salió de ella mientras los dedos se deslizaban por el teclado. El miedo, la esperanza de un futuro mejor forjado en un pasado hecho a base de fotos recortadas, de cartas rotas y agendas que acabaron en la basura. La cabeza da vueltas. ¿Para qué si el caos ya tiene teoría? ¿Para ser la misma persona incapaz de salir de su cama? Ese ser extrovertido que parece comerse el mundo cada vez que sale a la calle sobre su sempiterno tacón. Esa sonrisa abierta, esos ojos chispeantes no son más que un minúsculo punto en medio de la nada cuando la sábana del miedo la envuelve. Es la que dice las cosas a gritos de silencio y no es oída por nadie.

Despedida

Hay días en los que tus sentimientos discuten entre ellos...
Ya le habían ganado a la razón y ahora sólo un sentimiento debía prevalecer en esta controversia matutina que llevaba rumiando durante días:me alegro tantísimo de verte, de estar contigo, de que compartamos nuestras, ahora, distintas realidades. Pero me jode tanto despedirme...
Desde que supe a ciencia cierta que te volvería a ver. Desde antes de saberlo ya tuve esa intuición y me hizo enumerar cada unos de los pasos que di junto a ti. Y los he vuelto a andar todos estos días, con una sonrisa en los labios.
Hoy 8:08 me he despedido de ti, en parte con prisa, para no llegar a asumir del todo que esto no es tan fácil.Para no darle el gusto al cielo de que me viese, como él, llorando porque te vas. Miles y miles de kilómetros de distancia. Si todo fuese tan nimio como que yo fuese hacia Legazpi y tú a Moncloa...

lunes, abril 23

Puedes

Puedes tardar dos eternidades en volver.
Puedes no volver nunca,
porque sólo tu cuerpo está lejos.
Porque el calor que me diste permanece.
Porque sigue tu imagen pegada a mi pupila.
Porque yo,
como Pénelope,
sigo tejiendo y destejiendo mi tapiz.
Porque a ti,
como a Odiseo,
te sigue esperando Ítaca

Excedencias

Mi sitio lo ocupan otras, tal vez con el permiso que les otorga mi miedo. Ese miedo que me da el dejarme arrastrar por tus huracanes improvisados, por tu alegría contagiosa, por tu locura comedida. Miedo de que no seas tú el que me arrastre sino yo la que se arrastre contigo. Por eso ellas ocupan mi sitio, no sé si sólo estoy de excedencia o si me voy a retirar y a ceder mi puesto a las interinas para que otros a su vez, ocupen el sitio que tú nunca debiste abandonar.

Lo que dura un beso

Sólo volver...

volver a leer en tus labios,

a que ellos me lo digan.

Sé que ellos me buscan.

Buscan mis besos furtivos,

besos ilegítimos.

Besos que no son míos,

besos que calman mi sed

sed de algo llamado 'amor'

Un amor que no existe.

Ni por tu parte

ni por la mía.

Un amor que dura

lo que dura un beso.

Límites

Complejidad. Contradicciones. Luces y sombras.Eso y límites es la vida y yo me limito a dejarme llevar por su inercia. A descubrir los rincones inexplicables que jamás habría imaginado,que nunca habría vivido si los hubiese buscado. Me limito a sentir en la cara el viento fresco que me ofrece la velocidad mientras una mano franca agarra fuerte mi palma. Está ahi y aunque no puedo abrir los ojos por la fuerza del destino siento el frío de su mano, el sudor que provocan sus miedos y entonces su sudor es mi sudor y su miedo mi miedo. Somos uno. Una sola imagen en dieciocho espejos rotos que reflejan esa parte de nosotros que queremos ocultar.

Yo que no sueño

Entiendo que estés ocupado,
"no disponible".
Que quieras verla soñar
y despertar a su lado.
Pero,
¿no me merezco un hola,
Yo,
que no sueño.
¿No crees que
me merezco una de tus tantas conversaciones?
Fingidas.
Conmigo.
Rematada con un
'nena me voy a cenar'
Si crees que no los merezco,
recuerda,
tan solo,
que los necesito.

Declaración de desamor

Tal vez debería darte de tu propia medicina: una parte de mentira, otra de locura y tres de incomprensión. No lo haré. Probablemente me traiga sin cuidado tu castigo, aunque aún sangra tanto mi herida que no puedo olvidar a quien lanzó la saeta. Dale gracias al Cielo o al Infierno (aún no sé quienes son los buenos y los malos en esta historia) Ya te digo, sólo aspiro a llegar a la indiferencia. Antes de emprender mi largo camino hacia tu olvido te regalo unas últimas premisas:
No busques porque no hay para el alma un quitamanchas milagroso.
Tampoco hace falta que la verdad esté dulce para ser comprendida, nos gusta cruda aunque dura de roer.