martes, junio 29

Solsticio de Verano


Y estaba allí, a la orilla del piélago. Habían pasado ya 4 meses: ese incierto mes de invierno, de lluvia sobre el cristal; la frondosa primavera, al completo, certera, dulce, que nos ha traido hasta el día de hoy. Hasta este mar donde el abrazo se hace infinito bajo este tapiz bordado de estelas. El mejor techo en que nos hayamos guarecido amando.

Estaba allí y era el día. Desde tiempos ancestrales. Del fuego y de la magia. De la luna llena. Era el día.

Y el fuego, la magia, se siente o no se siente.

El completarse, como la luna llena, sucede o no sucede.

Y te siento.

Ha sucedido.