a mis espaldas
el peso de tu cuerpo
y el calor de tu arrebato.
Llevo el calor que me suscitas,
con cada palabra,
con cada mirada.
Llevo tu olor,
pegado a mis sesos,
de donde quizás
no sales,
en ningún momento del día.
Y aunque parece que te llevo,
eres tú el que me arrastras.