jueves, septiembre 25

La alegría de la coraza

Es bonito caminar en el alambre. Saber que estás vivo porque sientes miedo. Es bonita la ausencia de esos besos preparados, monótonos y fríos como el chopped de marca blanca del pasillo de refrigerados.
Brutal el pellizco del estómago. El vértigo. La adrenalina... La caída. Tocar el vacío. Y descubrir al morder el polvo que tu vacío está más lleno que la mayoría de vidas (im)perfectas y grises como un rigor mortis.
Es maravilloso no conformarse. Construir con risas y sonrisas murallas. Con las piedras de los comentarios irónicos y mordaces. Con las piedras de la lujuria: entre brazos ajenos, a horcajadas. Desencajando la faz y rompiendo la garganta sobre el lecho de todo el amor asesinado a base de noes y huidas. Huir de vidas grises y refrigeradas. Huir del dolor en nombre de nuestro deber social.