miércoles, marzo 3

Mudanzas


Es muy triste ver que tu vida se reduce a cajas... meras cajas llenas de cosas, el 90% prescindibles. A una montaña de zapatos. Es muy triste ver que cuando se han llevado las cosas que tienen utilidad (menaje, sábanas, electrodomésticos o incluso el marujil carrito de la compra) no te quedan más que recuerdos vacíos ya de significado alguno. O con un significado cruento, retorcido: el desamor, que no es más que el sentimiento más visceral, más egoísta y más anti-amor. Pero prefiero sentirme egoísta y repugnantemente malvada que ser un objeto a tu disposición. Porque ahora no es el momento de elegir entre ser tu amiga o tu mitad. Alimentaste mi ilusión recorriendo mis lugares más secretos e inexplorados, acompañándome en cada trance, organizando eventos que me daban un lugar en tu vida, para luego dejarme en un rincón sucio y hacerme sentir culpable por cada ocasión que salía del rincón sucio a respirar, a sentirme menos inútil, menos fea, menos....
Y ahora te sorprende mi rabia a contratiempo...! No te preocupes, sólo me has perdido en una mudanza cual calcetín raído.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Entiendo como te sientes pero es más triste reducir todos los recuerdos a las mismas cenizas. Todos los recuerdos tienen sus matices en función de la interpretación que le demos. Si alguna vez se sintió así y fue de verdad, no cabe más que quedarse con eso... a fin de cuentas la vida son momentos pasajeros, y el resto son intentos por mantener un estilo de vida estático cuando todo está en continuo movimiento.

Para que la mudanza sea real tienes que realizar una fórmula con una receta variada y a veces cruel: distancia, tiempo, cambios, otros que llegan y éstos que se van... sin dejar inevitablemente de lado el egoísmo egocéntrico bidireccional que se da en toda relación de cualquier tipo. Ayer unos pedían que lo dejasen intentarlo, y cuando no hay fuerzas para ello y otros si la tienen, se vuelven egoístas reclamando la atención del que ya lo está intentando. Cuando los que no podían, pueden, acaba distanciándose al menos temporalmente, lo que consigue que la anterior atención reclamada sea cruel y egoísta, no por su intencionalidad, sino porque a efectos prácticos, instintivo y animal, lo es. La duda es si al ser humano se le dispone de la excusa de la intencionalidad o todo eso no sirve para nada, y los hechos se valoran por lo que son: hechos. Ello conlleva que la cadena de hechos retroceda hasta un principio no delimitado destruyéndolo todo, para sentir que todo lo que ha ocurrido: las cajas que una vez se abrieron y las que ahora se cierran en esta mudanza de emociones, no son más que un producto circunstancial de egoísmo reconcentrado, por dejarse llevar, por dejarlo todo a la monotonía, por conseguir estar al lado de todas formas, por cobardía a intentar otra cosa, por valorar más las cosa y las emociones que no se tienen y sienten que las que se tienen y sienten.

Al final la razón te deja seguir adelante a pesar de que las emociones recicladas sigan ahí, manchando las emociones pasadas que no son más que fruto del vivir, con sus puntas positivas y sus puntas negativas.

Decir: "lo siento" no sirve de nada. No llega a ser un hecho. Sentirlo si es un hecho. Si al mudar tus emociones se pierde "un lo siento", es que no merece la pena permanecerlo. Hay que seguir caminando con firmeza y sin mirar atrás... mira atrás sólo cuando no sientas dolor. Mira atrás sólo cuando al reencontrarte con el pasado interior y exterior sea sólo experiencias. Sólo eso...

Violeta dijo...

No puedes entender como me siento... El resto palabra vacua y consejos enlatados. Qué te cunda! Déjame con mi dolor tranquila... poco a poco se pasará! Te deseo lo mejor.

Megapili dijo...

Es difícil plantarle cara a lo que damos y a lo que recibimos a cambio. Es duro decirle al ser que amas que ya es suficiente, que necesitas ser una persona amada y respetada, ante todo, que necesitas ser un ser humano.

Decir adiós es duro por el vértigo que se siente. Despertarte y ver el abismo ante tus pies, el no saber qué será de ti a partir de ahora y no encontrar la forma de enfrentarte a la nueva realidad. Es ahora cuando todo consejo parece más un acto de compasión que una salida. Los odiamos, les golpeamos, los escupimos y los arrojamos al abismo, junto con nuestra propia sombra.

El vacío, las ilusiones destrozadas y los recuerdos rotos... Parece un milagro sobrevivir a todo eso. Pero el dolor es una balsa. Aprender a distinguir entre sus marañas los tesoros que hemos conquistado y aferrarnos a ellos con los dientes, tragándonos todo ese oro que despierta nuestra propia luz. Abarcar todo lo bueno y dejar marchar todo aquéllo que nos produce dolor, dentro del mismo dolor, es la manera de salir adelante.

Escúchate, grita y llora, llora todo lo que tengas que llorar y que cada lágrima sea cada frustración y sueño destrozado, cada palabra hiriente y cada gesto de desprecio. Deja que todo lo que produce dolor se marche y sobre todo, déjale marchar.

Eres una mujer valiente y poderosa. Ahora ya sabes qué es lo que no quieres obtener de nadie y nunca más permitirás que ocurra. Eres fuerte e inteligente, por supuesto hermosa. Las flaquezas te hacen levantarte y mirar hacia delante. No te detendrás ahora que has llegado tan lejos y cuando las fuerzas te fallen no te faltará la voz para gritar NUNCA MÁS.

Es la primera vez que visito tu blog y creo que me ha cautivado para siempre.

Un abrazo

Alba fp dijo...

Violeta, aun te sigo, te busco. No encuentro...