viernes, febrero 5

Reflexiones ávidas de olvido



Y hablar contigo es como gritar al borde de un precipicio contra el mar. Es transmutarme en cero. Es la certeza de que cada uno de los días que creí que compartíamos estaba completamente sola. Me odio y te odio por cada esfuerzo, por cada monólogo vehemente, pero sobre todo por creer que era verdad. Y aunque el poeta se empeñe en cantarme que "nunca el tiempo es perdido, sólo un recodo más en nuestra ilusión" no puedo más que anotar otro fracaso en mi lista de imposibles y sentir que todo ha sido en balde.

No hay comentarios: