lunes, agosto 10

Es tan sólo una señal


Esa precipitada caída por las escaleras sólo era una señal. Pero yo, incrédula e insensata, me puse en pie y seguí mi camino. Recibí la segunda señal cuando no encontraba mi maldito teléfono móvil. Pero yo, incrédula, insensata y desmemoriada, seguí mi camino. Yo no me había dado cuenta de que eran eso, señales, pero el destino aceptó mi reto. Contra todo pronóstico, llegué. Donde la sierra tiene otra cara, desde donde se ve de otra manera. Llegué al sitio donde la lógica no cala a través de su superficial piel plástica. Y perdí el reto -sin saberlo- más el 50% de propina.

No hay comentarios: