miércoles, agosto 29

Un cigarro mojado

A veces uno cree que todo todo va bien y, en realidad le está dando una calada a un cigarro mojado. Mi cigarro no se ha caído a un charco, sólo le ha llovido. Y esas gotas, le han calado dentro. Son casi imperceptibles a la vista pero cuando fumas, las notas. Ahí, dentro, aunque nadie las vea. A veces fumas tranquilamente, con gusto por tu ración de humo y te topas con una de ellas. Una calada de humo sin sabor, un humo que te cala hasta los huesos con su humedad lánguida de día nublado, de cielo que llora. Y la única solución es fumar con avidez, rápido. Cerrando los ojos fuerte. Sentada, en el suelo, con una posición casi fetal, con las rodillas en el pecho. La mano temblorosa sujeta el cigarro y la mente grita: esto no me puede estar pasando a mí.

No hay comentarios: